Marcha del día internacional
de la mujer

8 de marzo 2020 - 2022

Ciudad de México
Los policias no me cuidan.
Me cuidan mis amigas.

2022

Ciudad de México

Durante la marcha del 8 de marzo 2022 hubo un grupo de mujeres manifestantes que regalaron flores a las policías que participaron en el operativo de seguridad que implementó el gobierno a cargo de Claudia Sheinbaum. Este acto fue hecho como muestra de solidaridad bajo el lema "mujeres en resistencia pacífica". 

Sin embargo, solo se trató de una estrategia gubernamental que fue cuidadosamente orquestada. 

Las organizadoras Paty Ortiz Couturier, delegada del INFONAVIT CDMX y Julia Álvarez Icaza, jurista de la UNAM, dieron a conocer durante una entrevista en el canal de Capital 21 que el gobierno de la Ciudad de México llevaba planeando desde hace algunas semanas una estrategia de acercamiento entre el grupo de policías que estarían presentes durante la manifestación y las manifestantes. Todo fue una estrategia de marketing.

Muchas de estas policías son víctimas invisibles de la violencia de género ya que viven acoso y discriminación a diario. Ser policía no es fácil ni bonito y les debemos empatía y respeto como a cualquier persona. 

Pero solo porque un día cantan nuestras consignas no significa que debemos olvidar los años de brutalidad policiaca, corrupción y violencia. Ojo, no quiero generalizar y no estoy diciendo que todas sean así, pero no podemos pensar en ellas como aliadas cuando pertenecen a una institución notoria por su abuso de autoridad y uso de violencia. En ninguna manifestación han acuerpado cuando se lanza gas lacrimógeno a las manifestantes, jamás las han defendido: "La policía no nos cuida".

Personalmente espero que les haya caído el veinte de que necesitamos su apoyo diario, no sólo durante una marcha y no bajo una consigna orquestada para mejorar su imagen. No debemos olvidar que, aunque ellas mismas sufren violencia machista, al final del día son cómplices de un sistema que hace caso omiso a la delincuencia, las desapariciones, homicidios y el crimen organizado.

“El Gobierno de la Ciudad de México insiste en que no usó gas lacrimógeno para reprimir la marcha del 8-M”

Ciudad de México
2021

Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando se logró tirar una parte de la valla que protegía el Palacio Nacional. La policía ya llevaba rato hostigando a las manifestantes: aventaban extintores, cohetes y otros objetos que no alcancé a identificar.

Luego vino el gas lacrimógeno.

El aire se volvió veneno. El pecho se me cerró, me empezó a faltar el aire. Tosía, me ardían los ojos, la cara, la garganta. Todo era confusión. Corrimos. Di unos pasos intentando alejarme del caos y me tuve que hincar. No podía respirar. El ardor era insoportable. Sabía que si me tallaba los ojos sería peor, así que resistí.

Ahí llegaron ellas. Compañeras que no dudaron. Me limpiaron la cara, me tocaron el hombro con esa fuerza que te dice “aquí estoy”. Una de ellas me dio sus lentes oscuros. Me los puso en las manos y dijo: “Sé que vas a regresar al frente. Tómalos”.

No supe quiénes eran. No hubo tiempo para nombres.

Pero entendí algo. En medio del gas, la rabia y el caos, hay algo que el Estado no puede maquillar ni cooptar: la red que tejemos entre nosotras. No es discurso, no es estrategia, no es consigna de gobierno.

Nos cuidamos porque nadie más lo hace.
Porque mientras la policía obedece órdenes y reprime, nosotras resistimos.
Porque aunque intenten dividirnos, el lazo entre compas es lo único que nos sostiene.

Y eso no se finge. Eso no se compra. Eso es lucha real.

Día internacional de la mujer

Rumbo al zócalo capitalino, Ciudad de México

2020

En marzo, las jacarandas tiñen la ciudad de morado y todas sabemos lo que eso significa. Se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y con él, la marcha.

Un día de protesta, no de celebración.

Un día para exigir justicia por nuestras desaparecidas y asesinadas.

Por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

Para denunciar las violencias machistas, el trabajo precario y el abandono institucional.

Este 8M volvemos a las calles con memoria, con rabia, con esperanza.

Porque estamos vivas, porque no estamos solas, porque seguimos.

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